jueves, 27 de septiembre de 2012

Museo de historia natural Tomás Romay: Paradigma de enseñanza en la educación ambiental




Qué niño y niña, joven o adulto de Santiago de Cuba no se ha impactado ante lo impresionante del planetarium, que va desde una profunda oscuridad de la noche hasta los destellos más luminosos del amanecer; o quién no se ha asombrado ante la imagen del tigre disecado, del esqueleto de la ballena, o de las tantas especies que se encuentran en las salas del museo de historia natural Tomás Romay.
Ubicado a una cuadra de la Plaza de Marte, en Santiago de Cuba, el museo ,  pertenece al Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (BIOECO), y es puntal en la labor científica educativa, recreativa y cultural de este territorio oriental, constituyendo uno de los sitios más visitados de la Ciudad Héroe.
Por sus 13 salas de exposiciones permanentes como El universo, Origen de la vida, Invertebrados, Mamíferos, Arqueología, Fauna exótica y Planetarium han pasado más de 3 millones de visitantes, tanto nacionales como extranjeros, en busca de mayor conocimiento sobre el fascinante mundo de la naturaleza y el hombre.
Este centro atesora un alto prestigio social e investigativo otorgado tanto por quienes lo visitan como por el ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), siendo acreedor de  diferentes distinciones  a nivel municipal, provincial y nacional   en reconocimiento a su labor abnegada como institución  cultural de la ciudad santiaguera.
Hace más de tres años, el museo se encuentra en fase de reparación debido al deterioro de su inmueble, lo que ha conllevado al cierre de algunas salas y redistribuir sus colecciones en dependencia de los espacios disponibles para el acceso del público visitante, reforzándose las actividades en las comunidades y centros estudiantiles.
Aunque no ha cesado su labor educativa, la imagen de este centro no es la misma, sus paredes, pasillos, salas, animales y trabajadores  reflejan la tristeza del estado constructivo de la institución, la cual se ha visto afectada en todos los sentidos ya que no ha podido brindar al público las áreas que por historia ha exhibido.
El próximo 10 de octubre el museo de historia natural Tomás Romay estará de fiesta, celebrará los 46 años de creado por el entonces capitán Antonio Núñez Jiménez quien fungía como Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba.
Pese a su situación, el colectivo de trabajadores realiza una amplia jornada festiva en saludo a la fecha que va desde el 2 hasta el 21 de octubre con convocatorias a concursos, exposiciones, conferencias, talleres científicos y galas culturales, para que el museo de historia natural Tomás Romay continúe siendo un paradigma de enseñanza en la educación ambiental.  

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La magia del Jardín de los Helechos


La magia y la belleza del entorno envuelven a quienes lo visitan. La diversidad de helechos, orquídeas, begonias, bromelias y mariposas florecidas perfuman y adornan el lugar donde conviven armoniosamente naturaleza,  hombre y mujer.
Ubicado a más de tres kilómetros de la ciudad de Santiago de Cuba, en la carretera de El Caney, se encuentra el Jardín de los Helechos, joya de la botánica santiaguera,  el cual posee la mayor colección de licófitos de América Latina y Cuba con 360 especies.
Un promedio de 36 años marcan el desenvolvimiento de este sitio, que se inició en 1976 como una colección particular de Manuel García Caluff, luego de que este se incorporara al Grupo de Aficionados a la Botánica de la Ciudad Héroe.
En 1984, debido al incremento de plantas, la diversidad de requerimientos de mantenimiento y el creciente número de visitas, Caluff dona a la antigua Academia de Ciencias de Cuba, una colección viva de más de 1 000 matas y un herbario especializado con unos 650 ejemplares.
Desde ese entonces, el Jardín de los Helechos se ha convertido en un lugar significativo de la ciudad indómita, donde acuden alrededor de 4 000 a 9 000 visitantes anualmente tanto nacionales como extranjeros. 
Despierta el interés del público el helecho más grande del mundo, Angiopteris evecta, más conocido como Helecho Elefante, el cual fue descubierto en la Gran Piedra hace dos años y sus hojas miden alrededor de cuatro metros, pudiendo alcanzar hasta ocho.
De igual forma destaca el más chiquito del mundo, Azolla carolineana (Helecho Mosquito), especie acuática flotadora endémica de Cuba; así como los de colores azules, rosados y blancos.
Entre las curiosidades que se exhiben están, además, la tercera colección más importante de orquídeas de Cuba con 300 categorías, en la que sobresale la Orquídea Chocolate, por su parecido olor a este producto.
También se encuentra la mayor colección de Platycerium en el país, con nueve variedades de 18 que existen en el mundo; la piña y granada más diminuta, la flor de Pascua en miniatura, el Alelí, la Malanguita y plantas muy pequeñas que llaman la atención de los niños y niñas.
En sus diversas áreas ecológicas se preservan 51 especies endémicas, 48 amenazadas y varias plantas fósiles vivientes. El 80% de las clases son cubanas y las otras exóticas representativas de diversas regiones del planeta.
Su fundador y director, Manuel García Caluff, comentó que el mayor logro del jardín es brindarle servicio a la población y contribuir a la educación ambiental.
“El trabajo científico que desarrollamos consiste en estudios taxonómicos de los helechos de Cuba, encaminado a indagar qué especies viven en el archipiélago, sus nombres y dónde  vegetan”, expresó Manolito, como cariñosamente le dicen.
Todas estas investigaciones están respaldadas por el herbario          -colección desecada y montada en sus cartulinas de los helechos que se van colectando y que se encuentra en el edén-.  
“Nuestro herbario tiene cerca de 9 500 ejemplares, es uno de los mayores de Cuba y es utilizado por especialistas nacionales e internacionales que acuden a la floresta, así como por estudiantes”, agregó.
Manolito no es botánico de origen, sino diseñador gráfico, graduado de la Escuela de Arte de esta ciudad, que luego  estudió Biología autodidácticamente, porque por la edad ya no podía entrar en la universidad.
Su trayectoria ha sido reconocida por la Academia  de Ciencias de Cuba y  por el Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (BIOECO), y obtuvo una Mención Honorífica del Premio Internacional Medio Ambiente Augusto González de Linares, que otorga la Universidad de Cantabria en España. Es la primera vez que un latinoamericano lo gana. 
El parque tiene 3 000 m2 de superficie y siete trabajadores               -jardineros e investigadores-, los cuales se esmeran para conservar la flora y fauna que habitan en sus parajes. En su mantenimiento no se utilizan productos químicos, salvo casos excepcionales, y reciclan la materia orgánica que se genera en el jardín -rama, flores y palos-, para luego reutilizarla.
Entre los lauros obtenidos se encuentra la Triple Corona de la Agricultura Urbana, único centro en la provincia de Santiago de Cuba en alcanzar ese galardón tan importante. 
Para disfrute de los amantes de la naturaleza, abre sus puertas todos los días de lunes a sábado, de nueve de la mañana a tres de la tarde, y los domingos hasta las 12 del día.