Yanet Alina Camejo Fernández y Taissé Del Valle Valdés
Cada año el 28 de enero inspira a rememoraciones y
reflexiones en torno a quien es
considerado el más universal de todos de los cubanos: fundador del Partido
Revolucionario Cubano, organizador, guía e ideólogo de la Guerra Necesaria, autor
intelectual del Asalto al Cuartel Moncada.
Para nadie es un secreto que José Martí, hombre
excepcional, que en el corto espacio de 42 años, nos legó toda la inmensidad de
su ejemplo y de su pensamiento, un hombre de ideas, de acción y de una visión
futurista a su época.
Las ideas del Apóstol de la independencia también
abarcaron entre otras esferas el campo de la ciencia. Martí combinó de forma
peculiar la ciencia y las letras para domar las pasiones que engendra la
política.
Sostuvo que solo el tiempo es padre de la ciencia y
que esta, más la libertad, son las llaves maestras que abren las puertas por
donde entran los hombres a torrentes, enamorados del mundo venidero.
El Martí que conocemos, el que se rememora en cada
trinchera de ideas, el que abogó por la unidad de Latinoamérica era también un hombre
de ciencia.
La ciencia y la técnica son vistas por Martí, ante
todo, como un fenómeno social, su desarrollo depende de las condiciones
históricas concretas en que un pueblo surge y progresa.
Concibe la ciencia como el conjunto de los
conocimientos humanos aplicables a un grupo de objetos que se relacionan entre
sí.
Martí considera que el desarrollo científico-técnico
debe de estar en función de la satisfacción de las necesidades de las grandes
mayorías, de los humildes, que crean la cultura con su trabajo manual y
espiritual, y no de las ansias de riquezas y poder de los que explotan a esas
mayorías en su beneficio personal.
De ahí que los pueblos de América Latina debían de
asimilar de manera creadora los adelantos científico- técnicos.
José Martí, al analizar con mayor profundidad y
realismo la sociedad de la época en que vive en los Estados Unidos (1881-1895),
accede a una visión muy avanzada de la relación hombre-naturaleza y sociedad,
convirtiéndose en uno de los más completos divulgadores de los avances de la
ciencia y la técnica de su época.