lunes, 28 de enero de 2013

José Martí: un hombre de ciencia


Yanet Alina Camejo Fernández y Taissé Del Valle Valdés 

Cada año el 28 de enero inspira a rememoraciones y reflexiones en torno  a quien es considerado el más universal de todos de los cubanos: fundador del Partido Revolucionario Cubano, organizador, guía e ideólogo de la Guerra Necesaria, autor intelectual del Asalto al Cuartel Moncada.
Para nadie es un secreto que José Martí, hombre excepcional, que en el corto espacio de 42 años, nos legó toda la inmensidad de su ejemplo y de su pensamiento,  un hombre de ideas, de acción y de una visión futurista a su época.
Las ideas del Apóstol de la independencia también abarcaron entre otras esferas el campo de la ciencia. Martí combinó de forma peculiar la ciencia y las letras para domar las pasiones que engendra la política.
Sostuvo que solo el tiempo es padre de la ciencia y que esta, más la libertad, son las llaves maestras que abren las puertas por donde entran los hombres a torrentes, enamorados del mundo venidero.
El Martí que conocemos, el que se rememora en cada trinchera de ideas, el que abogó por la  unidad de Latinoamérica era también un hombre de ciencia.
La ciencia y la técnica son vistas por Martí, ante todo, como un fenómeno social, su desarrollo depende de las condiciones históricas concretas en que un pueblo surge y progresa.
Concibe la ciencia como el conjunto de los conocimientos humanos aplicables a un grupo de objetos que se relacionan entre sí.
Martí considera que el desarrollo científico-técnico debe de estar en función de la satisfacción de las necesidades de las grandes mayorías, de los humildes, que crean la cultura con su trabajo manual y espiritual, y no de las ansias de riquezas y poder de los que explotan a esas mayorías en su beneficio personal.
De ahí que los pueblos de América Latina debían de asimilar de manera creadora los adelantos científico- técnicos.
José Martí, al analizar con mayor profundidad y realismo la sociedad de la época en que vive en los Estados Unidos (1881-1895), accede a una visión muy avanzada de la relación hombre-naturaleza y sociedad, convirtiéndose en uno de los más completos divulgadores de los avances de la ciencia y la técnica de su época.

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